EL BICENTENARIO EN EL CINE

Con motivo de la celebración del bicentenario de la Independencia de México, han salido timbres postales, playeras, temas musicales y el cine no podía ser la excepción, proyectando varias películas mexicanas.

La mayoría alardeando a ciertos heroes de la patria o viendo su lado humanitario, personal que nadie conocia, usando la fantasia y creatividad, pero la que sin duda llamó mucho mi atención y sobre todo que relata tristemente la realidad del país en el que vivimos es, El Infierno, que hace uso de la satíra y humor negro.

Luis Estrada director del filme nos narra como el narco se ha apoderado de nuestro país y de como forma parte de la política nacional, la corrupción de los gorbernantes, los concurrentes asesinatos, de como la gente sin recursos se va metiendo al crimen organizado para salir de pobres, en sí tocando todos los ámbitos, hasta el religioso.

Una película que critíca lo que esta pasando con México, que en plenos festejos se nos olvida la triste historia por lo que estamos pasando.

Es raro que a estas alturas El Infierno no haya sido censura por la realidad que cuenta. En cierto modo es bueno tener este tipo de películas para que las personas tengan una forma de entretenerse con ficción pero viendo al mismo tiempo la realidad de esté país.

Para mi es perfecta, habla de todo y sin duda podría llegar a ser triste pero utilizando el humor negro le da un giro totalmente distinto.Cruel y polémica, empezando por el nombre que al parecer el infierno no es como lo imaginamos, no son llamas que nos queman y hacen pagar nuestros pecados, es la vida propia, el camino que uno va formando, que muchas veces no queremos hacerlo pero la vida, la necesidad nos hace tomar medidas que no queremos como es el caso del protagonista, que no quería meterse en ese mundo del narco, pero para sacar a su familia adelante y sabiendo que tarde o temprano moriría, terminó metido.

Sin duda una película altamente recommendable no solo por el guión, sino porque mezcla buenos actores, tomas, música y deja un sabor de boca amargo haciendonos recapacitar por lo que estamos viviendo.